El arrabal de Tetuán y el de Cuatro Caminos
Explican Díez Baldeón y López Marsá en su libro Historia de Tetuán, que el actual distrito de Tetuán crecio a partir de dos asentamientos simultáneos e independientes: el de los alrrededores de Cuatro Caminos, desde donde se extendía el ensanche hacia el noroeste, y el de la Dehesa de Amaniel, en torno a lacarretera “mala” de Francia (actual calle de Bravo Murillo) y próxima al pueblo deChamartín de la Rosa, del que dependia administrativamente. Respecto a este asunto de los asentamientos Fernando Chueca Goitia explica en su Sociología de Madrid cómo al principio las clases populares se fueron asentando en Chamberí, si bien más adelante la burguesía y las clases de mayor poder económico se fueron haciendo con el barrio y desplazaron a los más débiles económicamente haciaCuatro Caminos y hacia Tetuán.


De obreros, la mayor parte de la construcción, peones, algunos artesanos, pequeños comerciantes y traperos, se fue nutriendo el barrio, que con el pasar de los años ocupó todo lo largo de la calle O’Donnell (actual Bravo Murillo) y se extendió hacia el norte y el oeste con mayor profusión, quedando más contenido al sur en Cuatro Caminos y al este con la Castellana. Y así, lentamente, conforme la actividad constructiva aumentaba, las infraestructuras fueron apareciendo. Se pasó del lodazal en que se convertían la Glorieta de Cuatro Caminos y la calle Bravo Murillo los días de lluvia en 1920, a su empedrado y adecentamiento hasta los límites de Tetuán, en el término municipal de Madrid. Antes de 1930, ya se había instalado el alcantarillado, las bocas de riego, el suministro de agua, gas a baja presión, electricidad y una línea telefónica en 1932, convirtiéndose el barrio en uno más de los que conformaban el municipio madrileño.

Calle Don Quijote con Hernani. (Foto: Enrique F. Rojo, 2008)



Este grupo de 20 casas baratas levantado en la calle Tenerife (barriada de Cuatro Caminos) se inauguró el 17 de marzo de 1922 y su construcción estuvo a cargo de la Constructora Benéfica con arreglo a la Ley de Casas Baratas de 1922 y a través de un legado que con tal objeto dejó en su testamento la marquesa de la Coquilla. Las casas originariamente eran de doble planta, en dos hileras cerradas por los extremos laterales que formaban un patio interior, y estaban dotadas de agua corriente y luz eléctrica, reuniendo cuantas condiciones higiénicas exigía el reglamento al objeto de la aplicación de la mencionada ley. Tanto las viviendas, como las dos escuelas construidas como anexos de la pequeña barriada fueron proyectadas y dirigidas por el arquitecto Ignacio Aldama y Elorz. Estos últimos edificios fueron derribados a principios del siglo XXI. (Información recogida de La Construcción Moderna nº 6, 30 de Marzo de 1922). (Foto: Enrique F. Rojo, 2010)

Sin embargo, antes de que todo esto ocurriese, la barriada se encontraba en una lamentable situación de abandono, tanto el asentamiento de Cuatro caminos como el de Tetuán. El número de habitantes era cada vez mayor y las viviendas eran esacasas y pequeñas. Este antihigiénico hacinamiento, sumado a la escasa salubridad de las calles, el bajo nivel económico de los vecinos y su escasa formación, se traducía en un foco de constantes enfermedades y en un alto índice de mortalidad. Las enfermedades más habituales tenían que ver con el sistema respiratorio o el digestivo. Así, la tuberculosis y las diarreas de diversa índole se cebaban con estas gentes que convivían entre aguas putrefactas, calles sucias y sin empedrar y olores nauseabundos.

El periódico Ya, del 19 de diciembre de 1949, publicaba:
“El suburbio de Madrid es un hedor, una mezcla de hojalata, de solares con sórdidas chozas. Sus habitantes son obreros, gente pobre. Es una ciudad sin techo, un sumidero de miseria, hasta una vara de suciedad en el suelo, ratas, tifus, tuberculosis, promiscuidad. Y más que medicinas necesitan los habitantes del suburbio pan, leche, alimentos…”
7 agosto, 2008 por Enrique Fidel. Fuente: URDAN IDADE
“El suburbio de Madrid es un hedor, una mezcla de hojalata, de solares con sórdidas chozas. Sus habitantes son obreros, gente pobre. Es una ciudad sin techo, un sumidero de miseria, hasta una vara de suciedad en el suelo, ratas, tifus, tuberculosis, promiscuidad. Y más que medicinas necesitan los habitantes del suburbio pan, leche, alimentos…”
7 agosto, 2008 por Enrique Fidel. Fuente: URDAN IDADE
0 comentarios:
Publicar un comentario